La cena debería representar el 25% de la comida que ingerimos al día, pero no se trata solo de cantidad sino de calidad, y por eso hemos de elegir los alimentos adecuados.
Hay alimentos que no conviene comer de noche porque pueden interferir en nuestro sueño. Un claro ejemplo son las bebidas excitantes o el café. Según explican en Saber Vivir, «un estudio publicado en la revista Science dice que la cafeína afecta drásticamente al ritmo circadiano cuando la consumimos de noche, retrasando el ciclo de sueño hasta 40 minutos»
En el caso de los alimentos, debemos evitar especialmente los que son especialmente diuréticos, como las alcachofas o la piña, si no queremos pasarnos la noche en el baño.
Una cena muy socorrida es una tablita de quesos curados. Sin embargo, no es lo más adecuado para la noche, ya que estos son muy ricos en grasas que harán que nuestra digestión sean mucho más pesada y nos cueste mucho más conciliar el sueño. Así que si te apetece tomar queso, mucho mejor que sea ligero, tipo fresco o requesón.
Si tienes tendencia a tener gases evita tomar de noche garbanzos y judías… puedes imaginarte por qué. El kiwi, las fresas y los cítricos tampoco son aconsejables ya que su acidez puede hacer que nuestra digestión nocturna sea pesada y no peguemos ojo. Lo mismo ocurre con el chocolate, que si nos excedemos con él por la noche puede causarnos malas digestiones.