Pero acaba de salirles competencia, se llama dip powder nails y ha llegado para quedarse.
Es una manicura permanente pero en este caso se hace con la inmersión de la uña en un polvo acrílico, que será el que construya la uña permanente.
Con la manicura hecha, cutículas quitadas y uñas limadas, se aplica una base adhesiva para que se pegue el polvo acrílico y antes de que se seque se sumerge la uña en este polvo que será del color que queramos llevar.
Se debe meter la uña justo después de aplicar la base y unas dos o tres veces. Después limpiamos el polvo sobrante con un pincel para evitar que queden restos en la uña.
Para terminar se aplica un esmalte para dar brillo y proteger el resultado.
Además dura más que las uñas de gel, unas cinco semanas frente a las tres que suele durar la de gel.
El gran inconveniente es que cuesta mucho más eliminar por completo el polvo de las uñas.
Para eliminarla se debe limar la superficie de la uña y después envolver cada uña en acetona pura hasta que se disuelve la uña artificial, en esto el sistema es igual que en las demás manicuras permanentes.
Eso si mejor acudir a un profesional ya que si no podemos dañar la superficie de la uña
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