El ejemplo mediático más reciente es el de Tamara Falcó, que tras su ruptura con Iñigo Onieva después de que salieran a la luz unas imágenes en las que el empresario besaba a otra joven, dejó inmediatamente de seguirle en redes, además de borrar algunas fotos como aquella en la que anunciaba su compromiso con él, publicada tan solo unos días antes.
Lo mismo hizo Risto Mejide que, tras anunciar su separación de Laura Escanes, dejo de seguir a la influencer inmediatamente en redes sociales. Lo cierto es que famosos, y los que no lo son, siguen muy bien sin saber aún cómo gestionar este tema tras una ruptura.
Y es que muchos piensan que no es lo mismo tener información de la otra persona o encontrarse con ella en la vida real, en un bar o en la calle, que encontrársela online, en redes. Daprá sin embargo aconseja evitar toda estimulación, ya sea offline u online.
Varios avalan la teoría de que encontrarnos a un ex en un bar puede tener el mismo efecto que verle en sus historias de Instagram. Algo de lo que ya habló el teórico de redes sociales Nathan Jurgenson, que afirmó que «nuestra realidad es al mismo tiempo tecnológica y orgánica y de la misma forma física y digital. No entramos y salimos del mundo digital y físico igual que hacen en Matrix; vivimos en una única realidad, una aumentada por átomos y bits«.
La experta matiza: «La situación es exactamente la misma que cuando no teníamos redes… Es decir, las personas nos alejamos para tomar perspectiva, que es justo lo que necesitamos en esos momentos, por lo tanto, si yo tengo estimulación constante en redes sobre la otra persona, el duelo resulta más difícil, puesto que no hay verdadera distancia«.
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