También los hay que no son de esas típicas escenas románticas y optarían por algo más ingenioso, como Ashton Katcher en Amigos Sin Compromiso, cuando se presenta en la casa de Natalie Portman con un ramo de zanahorias y le suelta: «Dijiste que nada de flores».
Pero, ¿qué pasa con esas personas que no sueñan con carteles cursis o ramos de flores y botellas de champan en mano? Hay quienes se salen todavía más de estos estereotipos y no se sienten identificados con ninguna de estas escenas porque a todas ellas les falta una cosa: ¡croquetas!
Pues, por sorprendente que pueda parecer, también hay cabida para los ‘croqueteros’ que no se sienten representados en la sociedad y sueñan con vivir una escena de película pero con esta tradicional comida como protagonista.
Si eres de los caseros que aman el plan de ‘sofá, mantita y peli (o Netflix)’, estás de enhorabuena, porque además de ser la solución a las eternas dudas de «qué me pido hoy», también puede ser el regalo más original que puedas hacerle a un ser querido.
Existe un lugar, un restaurante llamado Solo de Croquetas que levantaron dos amigos de Asturias y que un día cualquiera se hicieron la pregunta del siglo: ¿y si hubiera croquetas de cachopo? Ese fue el inicio de lo que hoy en día es más que un servicio de comida a domicilio.
Actualmente, existen dos establecimientos físicos en Madrid, pero su punto fuerte es su delivery o servicio a domicilio. Con una suscripción mensual puedes tener en tu casa de un pack de 12 croquetas variadas con sabores que te dejarán ojiplático.
Pero eso no es todo. No estamos ante un negocio de croquetas común, ya que los asturianos han creado todo un imperio dedicado a la devoción de esta comida y actualmente disponen de más de 30 sabores variados.
Todos ellos representan al menos un plato típico de cada comunidad autónoma: cachopo, cocido montañés, sobrasada con queso de Mahón, boletus con trufa, cecina con puerro y queso gorgonzola o chipirones en su tinta, paella de marisco o pimientos de padrón.
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