En una entrevista a la revisa Sunday Times Style, la actriz ha reconocido que no se dio cuenta de lo extraña que se veía tras someterse a diferentes retoques estéticos.
Cox relató que empezó con inyecciones de botox y otros tratamientos y que cuando se dio cuenta de que se estaba volviendo loca decidió parar y envejecer con naturalidad. Incluso llegó a disolverse alguno de sus rellenos faciales, tras lo que afirmó en declaraciones a New Beauty: «Me siento mucho mejor porque parezco yo misma».
Reconoce además que no se los volvería hacer si pudiera volver atrás y que si se los hizo entonces fue porque se veía más vieja y trató de perseguir esa juventud perdida.
Además reconoció que es muy fácil caer en una espiral de operaciones de estética una vez te haces la primera:«Un día alguien te dice ‘estás bien, pero no te vendría mal una inyección de relleno por aquí y por acá. La primera vez sales contenta, porque apenas se nota, pero luego repites, y repites, hasta que te ves en una foto y dices ‘ups, esto es terrible».
Algo que también le hizo parar fueron los comentarios de sus seguidores sobre su antes y después.
Pero a pesar de haber renunciado a las operaciones, sigue sintiendo presión por verse bien. Courteney Cox por eso no ha renunciado a probar productos cosméticos naturales: «Soy una prostituta de productos. Intentaré cualquier cosa».
Cerca de los sesenta años la actriz ha hablado también sobre su edad: «No hay nada de malo en tener 60 años, simplemente no puedo creerlo. El tiempo va tan rápido».
Aunque reconoce que ha aprendido a valorar lo importante de la vida y a estar bien consigo misma. Está casada con el actor Johnny McDaid y tiene una hija de 17 años de un matrimonio anterior.
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