Es muy frecuente que la alimentación de los hijos sea un quebradero de cabeza para muchos padres. A menudo abusamos de comida basura y azúcar, y resulta complicado priorizar la comida sana. Consigue que tus hijos coman bien desde pequeños.
Debes saber que el azúcar genera adicción y no solo el azúcar sino también la comida rápida como las patatas fritas o las hamburguesas de mala calidad (por supuesto no las caseras).
La buena noticia es que podemos enseñar a nuestros hijos a comer bien y a priorizar lo sano desde bien pequeños. Estos consejos seguro que te ayudarán.
La primera tiene que ver con el colorido de los platos. Un plato colorido es mucho más atractivo y puede servirte para explicarles los beneficios de cada alimento según su color.
Habrás oído muchas veces que cuanta más diversidad de colores tenga un plato más sano es. Se dice que según el color que tengan las frutas y verduras tendrán una u otras propiedades.
Por ejemplo, el naranja de la zanahoria encontramos las vitaminas A, B, C y E, en el morado de la remolacha encontraremos una gran fuente de hierro, y el plátano (amarillo) es rico en potasio, magnesio y fósforo.
La siguiente premisa tiene que ver con que los niños colaboren a la hora de cocinar los platos, haz que participen en su preparación. Puedes darles tareas como amasar el pan, remover la ensalada o echarle aceite. Esto les hará más conscientes de la preparación de la comida.
Por último, intenta que vaya contigo al supermercado. Este suele ser un paso importante en su educación alimentaria, lo normal es que ellos se decanten por los paquetes más vistosos, precisamente están pensados para eso. Pídeles ayuda para elegir las frutas y verduras, poco a poco se convertirá en un hábito para ellos.
Debes tener claro que a la hora de educar en hábitos alimenticios es mucho más eficaz educar con el ejemplo que obligar. Si ellos nos ven comer fruta y verdura y disfrutar con ello, será más fácil que lo intenten que si les obligamos a comerlas.
Ten en cuenta además que hasta los seis años muchos niños ante cualquier alimento nuevo en el plato dicen no. La estrategia es ofrecerles estos sabores en pequeñas dosis.
Otros gestos que pueden ayudar son mantener un ambiente relajado durante la comida, sin móviles, pantallas ni interrupciones, ponerles nombres curiosos y creativos a las comidas, comer todos juntos y comer tú aquello que quieres que coman.
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