El poder terapéutico de las compras es ampliamente reconocido. Ya han llegado las rebajas de verano. Por eso, es bueno conocer a fondo cómo funciona nuestra mente y cuáles son las técnicas que utilizan quienes venden, para poder disfrutar de los descuentos con total tranquilidad y evitar sorpresas desagradables.
Según un estudio del instituto IO Investigación, en las últimas rebajas de enero, los españoles gastaron de media 339,03 euros. Sin embargo, muchos consumidores acabaron comprando productos que no necesitaban o no preveían comprar.
Los expertos de Tiendeo, la plataforma que reúne las promociones en línea de las tiendas, han preparado una serie de consejos para aprender a protegernos y aprovechar las rebajas de verano a conciencia.
¿Por qué comprar nos hace sentir mejor?
Cada uno de nosotros, cuando nos sentimos tristes, de mal humor, sin ganas de hacer nada, sabemos cuáles son los mejores métodos para recuperar la sonrisa. No son pocos los que deciden dar un paseo por las calles de la ciudad y adentrarse en las zonas comerciales para ver si hay algo interesante. El simple hecho de consumir ya provoca placer. Es un proceso gradual: empieza por mirar el entorno, con el objetivo de distraer la mente de los problemas para ofrecerle algo más frívolo y ligero. Luego, cuando un producto llama la atención, se empieza a fantasear con su uso.
Es como si la posesión de un objeto deseado reemplazara el dolor o malestar, o al menos lo compensara. De hecho, hay casos en los que precisamente el comprar tiene la función de llenar un vacío emocional con algo material. Pero también nos permite mirar más allá, y pensar en positivo. Por ejemplo: un vestido nuevo para una noche especial, o una bicicleta para empezar a hacer excursiones el fin de semana. Puede ser tanto un regalo para uno mismo como para los demás. Porque ir de compras, además de desviar la atención de los propios problemas, también puede ser útil para recordar a los seres queridos y hacerles un regalo, para que sepan lo importantes que son para nosotros.
Evidentemente, estamos hablando de casos de compras deliberadas (más o menos) y dirigidas a un propósito, muchas veces a largo plazo. Se trata de inversiones que nos hacen sentir bien porque en esencia son gestos hechos para pensar en nosotros. Hacernos un regalo. O hacérselo a aquellos a quienes amamos.
Pero, si la compra se vuelve impulsiva -aún más en rebajas-, si ponemos más y más cosas en el carrito, sin pensar en el motivo de esa compra, sin pensar si realmente necesitamos ese objeto, entonces corremos el riesgo de entrar en una zona patológica, y esta conducta puede ser peligrosa, e incluso volverse crónica.
La compra impulsiva es una verdadera patología. Las personas afectadas por este trastorno, de hecho, se sienten culpables después de pagar, ocultan compras y se endeudan sin razón.
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.