Desde niusdiario.es explican que según detalla la BBC, «unas 36 millones de personas en Europa no pudieron mantener sus hogares adecuadamente calientes en 2020. La primera crisis energética global que ha advertido la propia Agencia Internacional de la Energía (AIE), provocada en gran medida por la invasión rusa en Ucrania. Una afectación que pondrá en serias dificultades a la población, aunque la mayor carga recaerá en los más pobres y vulnerables.»
El mismo medio recoge algunas investigaciones científicas que hablan de consecuencias perjudiciales e incluso mortales del frío para la población. En la web de RTVE, Cecilia Foronda Diez, directora de Energía y Personas en ECODES. explica que “La pobreza energética en España ha aumentado en 2020 un 22% como consecuencia de la pandemia. Muchas personas estuvieron más tiempo en casa y muchas perdieron el empleo”.
Según Dame Margaret Whitehead, profesora de salud pública de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido, «Las bajas temperaturas afectan al propio funcionamiento de nuestro cuerpo».
Son muchas las personas que antes de que cambie la temperatura notan dolor en las articulaciones, dolores de cabeza e incluso están especialmente irritables. Una sensibilidad que como explican desde sabervivir.com «tienen sobre todo las mujeres y conservan los animales (por ejemplo, huyeron a tiempo del tsunami de 2004), podría ser la de anticiparse para protegerse y proteger a los bebés. No hemos de olvidar que formamos parte de la naturaleza.»
Pero los estudios no solo hablan de salud física sino también de salud mental y es que tal y cómo explican desde la web de RTVE, «la pobreza energética es el caldo de cultivo perfecto para padecer depresión o ansiedad. Lo afirma un estudio pionero publicado en Gaceta Sanitaria y elaborado por investigadores del Institut d’Investigació Biomèdica Sant Pau junto a otras instituciones. La probabilidad de sufrir problemas de salud física y mental es entre tres y cinco veces mayor en las personas que sufren este tipo de pobreza,refleja este informe.»
El Dr. Antoni Bulbena, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona explica a Saber Vivir que, “Se ha comprobado que un día antes de que llueva, los pacientes con ansiedad notan malestar”. Y explican que el viento de poniente es cálido y está cargado de iones positivos que nos ponene nerviosos, al contrario que los iones negativos, que nos relajan.
Hay personas que incluso pueden desarrollar alergia al frío, que se manifiesta en forma de erupciones cutáneas y urticaria, hinchazón, fatiga, dolor de cabeza, sibilancias y dificultad para respirar, tal y como explican desde eldiario.es
Algunos gestos que pueden ayudarnos a evitar que entre el frío y se pierda el calor en casa además de ahorrar en energía son poner cinta adhesiva en las ventanas para evitar que entre el aire, tapar las paredes que dan fuera con estanterías y cuadros y evitar tener el sofá y la cama pegados a la ventana.