Andrea le explicó al presentador que había acudido al programa porque el mercado está muy complicado y hacía una afirmación que dejaba boquiabierto a Sobera. Esta reconocía que jamás se enamoraría de un feo porque es una persona a la que le gusta mucho cuidarse. Además, reconocía tener la autoestima por las nubes y por eso buscaba un chico que estuviera a su altura.
Añadió que no le gustan mucho los planes de pareja y que hacerlos con alguien que no estuviera a la altura además podría chafárselos: «No es por lo que piensen, sino por cómo me sentiría yo a su lado» explicaba.
El programa le proponía como pareja a Rubén que pareció no gustarle por la lapidaria frase que soltó al verle: «Los feos para las feas». Tras presentarle a su cita la joven lamentó que Rubén no se hubiera preparado para ella, «Me considero una persona súper presumida y verle llegar a sí me ha dado la sensación de que no se ha preparado la cita», explicaba.
Un comentario bastante distinto del que hacía él, que afirmaba que le había gustado bastante y que era un «pivonazo». Después de hablar un poco Andrea rechazaba a su pretendiente diciendo que «es del montón. Yo me considero superior». Sin embargo, accedió a cenar con él por si la conquistaba de otra manera que no fuera por su físico.
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