Después le confesaba a Carlos Sobera sin ningún tipo de tapujos que llevaba mucho tiempo sin tener relaciones y por eso necesitaba un desatascador, «eso tiene telarañas», decía sin cortarse.
Pero la cosa no quedaba ahí, Susi confesaba que le gustaba una vida de lujos, que era muy materialista y literalmente explicaba: «Quiero que el tío tenga un buen coche, que le guste lucirme y llevarme a eventos. Necesito a alguien que me ayude a llevar el estilo de vida que me gusta”.
Susi no podía estar más contenta tras conocer a qué se dedicaba Víctor, la alta perfumería y además le confesaba que conocía 21 países de todo el mundo.
Ella, ni corta ni perezosa le decía lo que le pedía al hombre que estuviera con ella: “Necesito a una persona que me resucite económicamente y que sea sibarita. Necesito una persona que le guste salir, viajar, disfrutar de la vida”, su cita, lejos de asustarse decía que mucho mejor dejar las cosas claras desde el principio.
Pero sin duda el «plato fuerte» venía después, cuando la mujer hablaba de su vida sexual y más concretamente de su última relación sexual: «Aunque no te lo creas llevo más de 10 años a palo seco. Hay que empezar poco a poco, con mimitos; para lo otro hace falta un desatascador”.
Además de explicar que no era celosa y que incluso no le importaría que su pareja tuviera otras amigas siempre que a ella le preste toda la atención cuando estén juntos.
A Víctor todo le pareció perfecto y aprovechando el postre de la cena de San Valentín se daban su primer beso, en este caso de chocolate y él terminaba reconociendo que le encantaría tener otra cita con ella y que le había parecido una chica 1.000, no 10.
MÁS SOBRE: