Desde que vienen al mundo, los niños y niñas necesitan cuidados de todo tipo: mimos, cariño y atenciones en todo momento. Es muy importante que como padres tengáis muestras afectivas hacia ellos para que se sientan queridos. Sin embargo, como todo en la vida, el problema viene cuando se comenten excesos y no les marcas límites de ningún tipo a tu hijo o hija.
Según explica la directora del centro Raíces Psicología, Verónica Pérez Ruano, en el diario El País el hecho de no poner “ningún límite” o decir que no a algo que te están pidiendo y que hagas todo lo que te pide para que no te monte la pateleta son claras características de lo que popularmente de como un niño malcriado. La experta explica que el hecho de darles amor supone brindarles «herramientas» para que sepan nfrentarse al «futuro», aunque sobreteprotegiéndoles no es la forma correcta.
Verónica Pérez aclara que un equilibrio entre ambos «extremos» es posible: “Se puede dar mucho cariño a los hijos y a la vez mantener los límites firmes. No tiene nada que ver dar amor con la falta de autoridad”. La ausencia de límites es lo que puede llevar a que tu hijo o hija protagonice esas temidas rabietas, sea un tanto egocéntrico o egocéntrica… Para saber si podrías estar o no malcriando a tu hijo o hija, la especialista ha recogido algunas señales que podrían ayudarte a identificarlo y que te mostramos a continuación:
La crianza de los hijos es una de las tareas más complejas que existen y hay que tener siempre en cuenta que nadie nace con un manual de instrucciones, por lo que es natural cometer errores. Ahora bien, estos se pueden subsanar aplicando otro tipo de métodos y pautas para que entiendan poco a poco que ese no es el camino a tomar. Pero este ejercicio no suele hacerle todo el mundo.
Además existen familiares que al no marcar bien los límites o no ser del todo claros, los niñostienden a asumir roles que por edad no deberían, ya que no disponen de la información ni la madurez suficientes como para tomar decisiones tan importantes. Por lo que resulta vital saber diferenciar que una cosa es tener en cuenta su opinión para ciertos temas, respetar sus gustos y sus espacios y otra muy diferente “»ser negligente con sus necesidades”.
Para que esta difícil tarea no se te acabe atragantando, la experta invita a que como adultos y padres de la criatura establezcáis previamente algunos acuerdos sobre aquello que queréis o no inculcarle, las líneas que van a estar permitidas y las que no, en qué circunstancias os podéis mostrar más tolerantes y en qué otros vais a ejercer esa autoridad. Este trabajo solo tendrá sentido si sentáis las bases de forma conjunta, de lo contrario, tu hijo o hija será la que gane la batalla.
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