Si consideras que tu hijo es demasiado perezoso, ha llegado el momento de ponerle solución. Si no queremos que se conviertan en adultos vagos debemos estimularles para alcanzar las metas que se propongan y sobre todo para hacer cosas en el día a día y sin duda la infancia es el mejor momento para hacerlo.
Hay algunas pautas que los padres podemos marcarles para ir habituándoles a hacer cosas sin pereza. Puedes empezar por asignarles una serie de tareas acordes a su edad y habilidades. por ejemplo hacer la cama, recoger su plato y preparar su ropa. Aunque no lo hagan bien deben hacerlo y tú tener paciencia.
Además las tareas que les asignes deben hacerla a unas horas determinadas, deben hacerlas cuando a la hora que les marquemos y tardar un tiempo razonable.
En declaraciones a ABC, la psicóloga clínica y psicopedagoga Laura Cerdán, explica: «Desde muy pequeños, los niños muestran interés por participar de las actividades que realizan sus progenitores en casa. De hecho, hay estudios que demuestran que incluso los bebés de a partir de 18 meses son capaces de interactuar con sus padres mientras éstos realizan tareas de casa rutinarias»
La constancia y la rutina son muy importantes también, no vale hacer las cosas un día si y tres no. Paciencia y constancia son esenciales y por supuesto no puede faltar el refuerzo positivo, debemos alabarles cuando lo hagan bien para reforzarles. Además hemos de recalcar la importancia de la imitación en este tipo de tareas.
Según la experta: «Al ver los niños cómo sus padres realizan una determinada tarea, les imitan y aprenden a hacer dicha tarea, si les permitimos practicar. Practicando con paciencia, progresivamente los niños son capaces de aprender a hacer determinadas tareas. Sólo hemos de permitirles hacer, practicar y aprender».
«Es en el hogar donde los niños encuentran el primer entorno educativo y donde primero pueden empezar a practicar sus destrezas y habilidades. Si desde muy pequeños, fomentamos esto, estaremos evitando que el niño manifieste más tarde lo que se suele considerar ‘vagancia'»
De ahí la importancia de predicar con el ejemplo. No podemos pretender que nuestro hijo sea trabajador si a nosotros nos da pereza realizar nuestras propias tareas. Hay padres que no paran de quejarse por todo, del trabajo, de que tienen que hacer la compra, de que tienen que levantarse temprano, hacer las tareas de casa… en ese entorno es muy complicado que un niño colabore.
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