El tiempo medio de vida de una almohada es de dos años, aunque debemos cambiarla antes si vemos que está deformada o no nos resulta cómoda.
No hay un criterio único respecto a cada cuánto tiempo debemos cambiar nuestra almohada. En el caso del colchón parece más claro, cada diez años. La duración de nuestra almohada depende de los materiales con los que esté hecha y del uso y el mantenimiento que le demos. Debemos lavar la funda con frecuencia y sacudir la almohada para evitar la suciedad.
Una de las primeras cosas en las que debemos fijarnos a la hora de comprarla es el material del que está hecha. Hay varias opciones: fibra, látex, material viscoelástico o pluma y plumón, cada una de ellas con sus pros y sus contras.
Tal y como explican en la web de Decoesfera, «el látex suele ser más firme, pero al mismo tiempo es muy fresco, las de fibra a día de hoy suelen ser lavables en todo su conjunto, la pluma proporciona una excelente sensación de confort con menor firmeza y para los que no saben que elegir las almohadas viscoelásticas se consideran las más versátiles aunque tienen como inconveniente que su precio es algo elevado.«
Otro factor a tener en cuenta cuando vayamos a escoger nuestra almohada es el grosor de la misma. Y es que no es lo mismo dormir boca arriba que boca abajo o de lado.
Si dormimos boca abajo necesitaremos menor grosor, entre ocho y diez cm será suficiente. Por el contrario, si dormimos de lado y boca arriba, necesitaremos una de hasta 15 cm.