Un estudio publicado por Science Alert habla precisamente de esto. Debemos saber que el moco, en función de las sustancias que contenga, puede ser blanco, amarillo, verde, marrón, rosado e incluso negro.
Lo normal es que sea transparente. En este caso no debemos preocuparnos, nuestro cuerpo lo segrega para hidratar y proteger las mucosas de las partículas irritantes que puedan estar en el aire. Aunque si se produce en exceso puede ser síntoma de que nuestro organismo está luchando contra un resfriado leve o una alergia.
Cuando hay moco blanco puede ser señal de congestión, irritación o inflamación del tejido nasal ocasionados por una alergia o deshidratación. Desde la Universidad de Utah explican que en este caso es importante prestar atención a otros síntomas como fiebre o dolor en los senos nasales.
Y así, tal y como recoge el estudio el moco amarillo se debe a la presencia de células inmunes muertas, lo que significa que el organismo está luchando contra un microorganismo invasor. Por su parte, el verde indica que esta misma lucha es más intensa. De la misma manera se debe a la presencia de células inmunes muertas.
El moco rosado o rojizo se debe a la presencia de sangre en el mismo, algo que indica que existe una lesión en el tejido nasal, que normalmente suele estar causada por sequedad o irritación del mismo. Algo muy parecido ocurre con el moco marrón, sólo que la sangre está coagulada.
MÁS SOBRE: