Además, explican que este «interviene en la formación de ácidos biliares, vitales para la digestión de las grasas. Los rayos solares lo transforman en vitamina D para proteger la piel de agentes químicos y evitar la deshidratación. A partir de él se forman ciertas hormonas, como las sexuales y las tiroideas.»
Pero hay un riesgo si tenemos valores altos de colesterol, y este es que se desarrollen depósitos de grasa en los vasos sanguíneos que puedan romperse de forma repentina y formar un coágulo que nos provoque un ataque al corazón o un derrame cerebral. De ahí la importancia de mantenerlo «a raya».
Aunque tener el colesterol alto puede ser algo hereditario, lo normal es que responda a una alimentación y a un estilo de vida poco saludable. La buena noticia es que podemos prevenirlo y tratarlo llevando una dieta sana y haciendo ejercicio de forma regular.
Hay dos tipos de colesterol: el bueno, o HDL, y el malo, o LDL. Las analíticas normalmente recogen la cifra del colesterol total, y se habla de colesterol alto si esta supera los 240 mg/dl.
La cifras recomendadas para no tener problemas de salud son en el caso del colesterol bueno son de 35 mg/dl en el hombre y a 40 mg/dl en la mujer, y en el caso del malo menos de 100 mg/dl e s lo normal siendo las cifras por encima de 160 mg/dl peligrosas.
Hay algunos síntomas que pueden hacerte sospechar que tu colesterol está alto, aunque será tu médico y, sobre todo, una analítica, los que determinarán si estás en lo cierto.
Algunos de los síntomas a los que debemos esta atentos en este sentido son adormecimiento de manos, halitosis, pesadez de estómago, mareos, dolores de cabeza, estreñimiento o problemas visuales y debilidad o fatiga.
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