Y es que tal y cómo recoge el suplemento de El País, SModa: «Si comparamos el hogar con una gran compañía veremos que, en la gran mayoría de los casos, ellas son las que programan, prevén, diseñan planes, adelantan posibles fallos o problemas y tienen en cuenta todos los detalles y la interacción de las partes. Pero, además ,de esta labor de ejecutivo, las amas de casa realizan también los trabajos reservados a los empleados, a la mano de obra: cocinan, limpian, cuidan a otros, ponen lavadoras, hacen la compra o bajan la basura.»
El mismo medio recoge la opinión de la psicóloga Violeta Alcocer que afirma que el problema es la falta de conciencia absoluta con respecto a esta cuestión.
Sabías que…
Querer llegar a todo cada día, prescindir de pedir ayuda por considerarlo una debilidad o un fracaso o sentirnos imprescindibles en nuestro trabajo y familia son las principales causas de un trastorno bautizado por muchos como el mal de las mujeres del siglo XXI: el síndrome de la superwoman
La experta pone el foco además en un experimento que se ha realizado dentro de esta investigación, en el que se pidió a varias parejas reales que apuntaran en sus teléfonos móviles todas las tareas de casa que habían hecho durante una semana. El resultado fue muy revelador, ya que los hombres hicieron muy pocas anotaciones a pesar del que el 46 por ciento de las parejas piensan que comparten labores. Además son muchas las mujeres que se sorprenden cuando se dan cuenta de que la mayor parte de las tareas y labores de estrategia, recaen sobre ellas.
Además señala la carga mental como el origen de muchas peleas y crisis de pareja que cuando hay hijos se suele agravar, «…sentimientos de angustia que no se saben muy bien de dónde vienen….En parejas sin hijos, es común que estas disputas se tapen contratando a una persona que venga a limpiar unos días a la semana…. cuando llegan los niños es ya más complicado, porque es más difícil delegar en otro la crianza y educación de los hijos.»
Un buen ejercicio, que propone el estudio de Procter & Gamble, para distribuir esta «carga mental» equitativamente, es «visualizar el hogar como una empresa en la que hay diferentes departamentos: de ropa, comida, limpieza, educación o decoración. Acto seguido hay que cuestionarse quién dirige y coordina cada uno….», cuando detectemos quién soporta más carga mental será el otro el que tenga que comprometerse a estar más activo en la parte estructural y organizativa.
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