Quedan pocas semanas para volver a cambiar nuestros relojes: llega el temido cambio de horario, el de verano por el de invierno. Tendrá lugar el próximo 29 de octubre y habrá que atrasar el reloj una hora, por lo que a las 03.00 horas serán las 02.00 horas. Es decir, ese día dormimos una hora más, ya que la jornada tendrá un total de 25 horas en vez de 24.
Sorprendentemente, ignorar en gran medida el nuevo horario puede ser una gran estrategia. Aquí tienes cinco consejos del Dr. Logan Schneider para preparar tu horario de sueño en invierno.
Logan, que fue científico del sueño en Stanford Medicine, es ahora el experto en sueño de Google Health.
¿Sabías que…
Este cambio de hora persigue un fin: aprovechar mejor la luz solar y reducir el consumo energético en iluminación. No obstante, los expertos asegura que lograr un ahorro energético tras el cambio de hora «es discutible y si se consigue es mínimo porque depende en mayor medida de la climatología y la posición demográfica de cada lugar»
Esa hora extra de sueño de este fin de semana puede parecer para algunos un jet lag. Pronto, tu ritmo de sueño puede hacer que te quieras ir a la cama antes de lo habitual. El consejo de Logan es que empieces a prepararte unos días antes para que la transición sea más fácil para tu cuerpo. El doctor dice que «Intentes cambiar tu hora de acostarte y de levantarte 15 minutos más tarde durante los dos días anteriores al cambio de reloj, y luego completa los dos pasos adicionales de 15 minutos después del cambio de reloj».
Sin embargo, puede haber una forma mejor: ¿por qué adaptarse al nuevo horario?
Logan dice: «Podrías simplemente aprovechar el hecho de ser un madrugador y quedarte con el horario más temprano».
La gente suele pensar que una habitación fresca (de 16 a 19 grados) es mejor para dormir, pero según el Dr. Logan, no hay una temperatura única para el dormitorio. Recomienda encontrar una temperatura que te resulte cómoda durante toda la noche. Un dormitorio incómodo, frío o cálido, puede afectar a la calidad del sueño REM, que es la fase más importante del descanso nocturno.
Todos hemos pasado por eso: suena el despertador, los ojos no se abren y la idea de sentir el frío para ir al baño te hace desear aún más quedarte en la cama. Sin embargo, disfrutar de un frío día de invierno es en realidad una buena idea.
Para el Dr. Logan: «Puede servir como señal para que tu cuerpo sepa que es hora de despertarse. Así que, aunque no quieras abandonar tu agradable y cómoda cama, caminar por un suelo fresco o lavarte la cara con agua fría puede ser justo la experiencia vigorizante que tu cuerpo necesita para ponerse en marcha por la mañana».
Como dice el refrán: Si te duermes, pierdes. Según el Dr. Logan «Cuando se utiliza la función de repetición, no sólo se retrasa lo inevitable, sino que además no se aprovecha bien el tiempo extra. Volver a dormirse después de una alarma lleva su tiempo. Entre cada sonido de la alarma no estás durmiendo tanto como crees. Tu cerebro puede emplear hasta la mitad del tiempo en volver a dormir».
En resumen, retrasar la alarma no es tan útil. Es mejor levantarse inmediatamente cuando suene la alarma.
El ser humano está acostumbrado por naturaleza a despertarse con la luz del sol. Sin embargo, en los meses de invierno, despertarse en las mañanas oscuras puede parecer como despertarse en medio de la noche. Para ello existen dispositivos en el mercado que simulan un amanecer, entre ellos, el Google Nest Hub, que pueden ayudarnos a llevar mejor el cambio de hora
Y es que la luz desempeña un papel fundamental en el ritmo del sueño. Para el Dr. Logan «es importante utilizar la luz para ayudar a despertarse, porque el cuerpo depende de la exposición a la luz al despertarse para ajustar su reloj interno para prepararse para el siguiente período de sueño».
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