Aunque el económico a veces no es el único problema que puede ocasionarnos el ponerla, y es que la sequedad del ambiente nos provoca a su vez sequedad de la piel y mucosas, en concreto de la mucosa respiratoria a nivel de nariz, laringe, y tráquea, algo que hace que no produzcamos el suficiente moco para eliminar las bacterias y hacernos así más propensos a sufrir catarros. Además la sequedad ocular puede dar lugar a conjuntivitis y la sequedad de piel, a un aumento de la descamación y picor. De ahí la importancia de mantener la humedad del aire.
Sin embargo nosotros no somos los únicos afectados por esta sequedad ambiental, nuestras plantas también pueden sufrirla. Para evitarlo lo primero que debemos hacer es mantenerlas alejadas de fuentes de calor y de las ventanas para evitar el contraste entre el frío de fuera y el calor de casa. Podemos optar por utilizar un pulverizador o incluso poner un humidificador que también nos puede venir bien a nosotros. Pero sobre todo debemos tener plantas que no sean muy delicadas, sino más bien resistentes. Te hablamos de algunas de ellas.
La primera de ellas es la sansevieria o lengua de suegra, que aguanta muy bien tanto temperaturas elevadas como bajas (hasta -5 °C), aunque lo mejor es que esté entre los quince y veinte grados y tratar de evitar las corrientes de aire. En lo que se refiere a la luz, lo ideal es que esté en lugares con mucha luz. Es muy fácil de cuidar y solo hace falta regarla cada tres semanas. Aguanta incluso temperaturas de hasta 24ºC, por lo que la calefacción no perjudicará su salud .
Por último te hablamos del Tronco de Brasil , que es otra muy buena opción para una casa con la calefacción alta, ya que crece mejor en ambientes cálidos, entre 16 y 24 grados. Mejora la calidad del aire purificándolo y te ayuda a dormir mejor. Su cuidado es sencillo y hay que regarla una vez por semana y siempre que la tierra esté seca.
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