Desde 20Minutos explican que según datos del IDAE, «por cada grado centígrado en que se incrementa la temperatura de un edificio o vivienda, el consumo aumenta en un 7%, al igual que el gasto en calefacción y las emisiones de CO₂».
Aunque los expertos, tal y cómo explican desde el mismo medio, se inclinan por la opción de encenderla y apagarla, influyen mucho en esta decisión factores como, «el uso que se le dé a la vivienda, la inercia térmica, las personas que la habitan, la orientación, el tipo de tecnología empleada o la calidad del aislamiento»
Antonio Gallardo, especialista de Banqmi explica que es mejor encender y apagar la caldera ya que cuesta mucho más mantenerla tenerla al relentí, «Mantener la temperatura cuesta más energía. Los arranques de las calderas actuales son más eficientes, puesto que las calderas mantienen el calor residual mientras están apagas», explica.
Y matiza, un día que estemos en casa casi todo el día, «lo lógico es dejar la calefacción al ralentí a menor temperatura y con ropa de abrigo, pues lo que es totalmente ineficiente es abusar de la calefacción para ir en manga corta y pantalón corto por casa en invierno».
Por otra parte el jefe de proyectos de Green Building Council España (GBCe), Borja Izaola, habla de la importancia de los materiales de los que está hechos las paredes y los techos de la vivienda y explica que conviene que conviene que estos no pierdan el calor acumulado mientras hemos tenido la calefacción encendida, algo que se conoce como inercia térmica, «No conviene dejar que se enfríe la casa, sale caro subir mucho la temperatura».
Además señala que la piedra, el ladrillo, el cemento, las baldosas y los azulejos cerámicos son buenos acumuladores de calor, que además lo pierden lentamente, ocurre lo contrario en materiales como telas, papel o plástico que se calientan y enfrían rápido.
Otro dato del que habla el experto es la cantidad de gente que viva en la casa, no es igual una vivienda con radiadores en la que vivan cuatro personas que apenas están en casa, en este caso es mejro encender y apagar a demanda, que una persona mayor que viva sola, entonces, «sale más barato ir moviendo una catalítica de una estancia a otra de la casa según ella se mueva por su hogar, aunque este sistema no sea el más eficiente energéticamente hablando».
Otros factores a tener en cuenta son el aislamiento de la vivienda y el uso que se haga de ella. Respecto a lo primero, «una vivienda bien aislada solo precisaría para un buen confort térmico una temperatura de calefacción de 20 °C por el día y 18-19 °C por la noche. En este caso, es recomendable programar la calefacción para que no baje de 18 °C cuando no se esté en casa, y subirla hasta una temperatura de confort cuando sí estemos», tal y como explica Desde el Foro Industria y Energía, la profesora de Economía en la Universidad de León Nuria G. Rabanal.
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