El momento de la ducha puede convertirse en uno de los mejores y más relajantes del día o por el contrario ser un mero trámite que resuelves en cinco minutos y durante el que además te obligas a aguantar por los beneficios que siempre nos han contado que tienen este tipo de duchas con agua fría.
Tonifica la piel, evita la flacidez, activa la circulación….¿Eres de las que crees en los beneficios de ducharse con agua fría?, hoy te contamos qué hay de verdad y qué de mito en ellos.
Aunque pueda parecernos reciente, ya en la antigüa Grecia, Hipócrates, considerado padre de la Medicina solía utilizar este tipo de baños para tratar enfermedades graves y es que tal y cómo recoge el diario El Mundo, «un estudio publicado en la revista ‘Plos One’ comprobó que, de una muestra de 3.018 participantes, el absentismo laboral por enfermedad se redujo en un 29 % en el grupo que siguió un régimen de duchas frías.» O lo que es lo mismo, fortalecía su sistema inmunitario. Algo que explica así en declaraciones a la revista Telva, la doctora Arantxa Arana, de la Clínica Dra. Pérez Sevilla, «Esta costumbre aumentaba la tasa metabólica debido a los escalofríos producidos por el frío, y las concentraciones sanguíneas elevadas de catecolaminas activaron el sistema inmunológico».
La experta además habla de otro de los beneficios de la ducha con agua fría, «podría ayudar a activarnos y a sentirnos con más nivel de energía. Debido a la alta densidad de receptores de frío en la piel, se espera que una ducha fría envíe una cantidad abrumadora de impulsos eléctricos desde las terminaciones nerviosas periféricas al cerebro, lo que podría resultar en un efecto activador».
Otra de las creencias más populares sobre las duchas de agua fría es que pueden ayudarnos a adelgazar, convirtiendo la q grasa «blanca» no saludable en grasa «parda» activa y metabólicamente saludable. Pero esto es algo que todavía no está demostrado cientificamente y que por otra parte según los expertos tiene poco sentido que suceda en tan poco tiempo.
Lo que si está claro es que entre los beneficios del agua fría está que activa la circulación sanguínea ya que los vasos sanguineos se contraen y el pulso se acelera y como consecuencia de ello se prevé la aparición de varices y de celulitis y combatimos la retención de líquidos y mejoramos las piernas cansadas.
Además el agua fría descongestiona la piel de la cara y la desinflama. La consecuencia es una piel firme, elástica y luminosa.
Y yendo un poco más allá de beneficios púramente estéticos, según un ensayo realizado en 2008, el agua fría puede aliviar los síntomas de la depresión ya que el frío activa el sistema nervioso simpático y aumenta la noradrenalina.
Existe además un estudio del que se deduce que las duchas con contrastes de agua fría y caliente ayuda a la recuperación del rendimiento de los runners. De hecho el triatleta Joel Runyon explicó en una charla TEC en 2013, que darse una ducha fría puede cambiar la manera en la que afrontas el miedo y en como lidias con las situaciones incómodas.
En definitiva son muchos los efectos de la hidroterapia en varios sistemas del cuerpo basados en la evidencia científica.
Aunque para algunos profesionales como el doctor Chris van Tulleken, presentador del programa de la BBC «confía en mi, soy doctor», se trata de investigaciones que hasta ahora están en una etapa muy temprana por lo que no hay muchas evidencias conclusivas. Aunque admite que si a alguien le funciona no hay motivo para dejar de hacerlo ya que aparte de sentir frío, no se han reportado efectos adversos significativos.
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