Es relativamente frecuente que cuando los volvemos a sacar después de un año, nos encontremos con que se han dado de si o se han descolorido ya que el cloro de la piscina, la sal, la arena y los bronceadores y guardarlos de cualquier manera suelen dañarlos.
Lo primero antes de guardar tu ropa de baño es lavarla a mano, con agua fría y jabón líquido mejor si es para prendas delicadas y asegurándote de quitar nudos y rellenos que lo único que dejarán son pliegues, además de darlos de sí. Ten especial cuidado si tiene bordados o pedrería, frota con delicadeza para evitar que se caigan o estropeen.
Bañadores cómo nuevos guardándolos así
Si después de lavarlos a mano ves que han quedado restos de manchas o de arena, puedes meterlos en la lavadora pero por separado y dentro de una bolsa de tela o red para lavadoras, para evitar así que se enreden con otras prendas. Escurre tus prendas de baño nada más lavarlas y ponlas a secar, no lo dejes mucho tiempo en remojo ya que pueden deformarse, elimina el exceso de agua sin retorcer y tiéndelo, mucho mejor al aire libre y al sol para evitar que quede humedad.
Antes de guardarlos comprueba que estén secos por completo y a la hora de guardarlos evita hacerlo junto a otra ropa, es posible que los dejes por ejemplo en tu cajón de ropa interior sin protegerlos.
Mucho mejor si los metes en bolsas herméticas para almacernarlos por separado y sin apelmazar, además los estarás protegiendo del polvo y el roce y de la humedad evitando así que se formen hongos. Existen en el mercado packs de bolsas de distintos tamaños que te darán mucho juego.