Debe su nombre a la imagen de fuerza y vigor que tiene este animal y está hecho a base de extractos de plantas y aceites minerales derivados del petróleo, como la parafina y petrolatum. Se puede comprar en supermercados, tiendas de deporte, farmacias, parafarmacias y herboristerías.
Además en su composición podemos encontrar alcanfor, mentol, cajuput, aceite de menta, aceite de clavo y aceite de canela, ingredientes todos ellos más activos desde el punto de vista farmacológico, tal y como apuntan desde la web de la OCU.
Se vende para mitigar el dolor muscular y articular, como producto de masaje, además de para la congestión nasal y el dolor de cabeza e incluso hay quién lo utiliza para tratar las picaduras de insectos.
Para aplicarlo debemos coger una pequeña cantidad de producto y masajear la zona, nunca cerca de los ojos ni en mucosas como las de la boca, las fosas nasales, la vagina, el recto o el pene. Tampoco en heridas abiertas, ni antes de exponernos al sol o al calor (ducha, sauna o manta eléctrica).
Nunca debe aplicarse en niños menores de tres años y en general no se recomienda su uso en menores de trece. Tampoco durante el embarazo o lactancia.
Desde la organización de consumidores explican también su funcionamiento, «actúa “engañando” a las terminaciones nerviosas con sensaciones de enfriamiento y calentamiento, interrumpiendo otras señales de dolor.»
Y sobre la existencia de estudios científicos sobre ello añaden que «los estudios controlados son escasos y la evidencia limitada, hay indicios de que los ungüentos de bálsamo del tigre podrían ser útiles para el tratamiento del dolor de cabeza por tensión, y parecen ser capaces de aumentar el flujo sanguíneo de las piernas si se combinan con un masaje. «