Iñaki Urdangarin se veía envuelto en un tsunami informativo. Las fotos que se destapaban del marido de la Infanta Cristina paseando de la mano de una joven vitoriana, saltaban a las portadas de todos los medios de comunicación.
Las fotos revelaban así una aparente infidelidad por parte de Urdangarin, algo que hasta hace muy poco parecía del todo impensable. La pareja aprovechaba las navidades para pasar unos días en familia, mientras se mostraba en plena compenetración.
Y es que los últimos años no han sido nada sencillos. El juicio contra el exduque, sentaba en el banquillo a la mismísima Infanta y terminaba con una sentencia que enviaba al deportista a prisión.
Desde entonces, se ha rumoreado mucho sobre la pareja, que siempre se ha mostrado unida en el amor. Sin embargo, y al calor de los últimos acontecimientos, lo que era un ejemplo de fidelidad y superación ante las adversidades, puede que se transforme en ruptura y un futuro divorcio.
La posibilidad de que la pareja decida plantearse el divorcio estaría totalmente justificada a estas alturas. Cristina e Iñaki se casaron en régimen de separación de bienes y en la actualidad no comparten titularidad de ninguna propiedad.
Este tipo de matrimonios suelen firmar capitulaciones matrimoniales antes de pasar por el altar, algo muy útil de cara a conocer los pasos a seguir en caso de que el matrimonio se interrumpa.
Pero el primer paso en cualquier situación de divorcio apunta siempre a los hijos. La prioridad será protegerlos del procedimiento y garantizar sus cuidados y atenciones en el futuro. Para ello, se establecen una serie de cálculos para repartir los gastos relacionados con la manutención de los pequeños.
Además, la Infanta y el exduque tendría que gestionar su divorcio en el país donde tengan ubicado el domicilio familiar, por lo que todos los indicios apuntarían a Suiza, algo que además les proporcionaría cierto margen de discreción.
En todo el procedimiento se deben tener en cuenta las diferentes situaciones de la pareja. En la actualidad, Iñaki trabaja en el bufete Imaz Abogados, mientras que la Infanta percibiría un salario mucho más elevado por sus cargos en la Fundación La Caixa y en la Fundación Aga Khan.
Bajo este supuesto, y dado que Urdangarin se encontraría en una situación más precaria, la posibilidad de que este llegue a solicitar una pensión compensatoria a la Infanta, no resulta del todo descabellada.
Fundamentalmente, se trataría de una prestación económica que percibiría uno de los cónyuges y que correría a cargo del otro. El objetivo sería compensar, de alguna manera, el desequilibrio entre ambos, sin buscar mantener el nivel de vida que se disfrutaba antes de la ruptura.
La pensión compensatoria no es, en ningún caso, extensible para el resto de la vida, ya que siempre tiene un carácter temporal.
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