Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo hay 280 millones de personas con depresión, una cifra que podría estar relacionada con nuestra relación con las comidas.
El estudio publicado en la revista European Neuropsychopharmacology llamado Psiquiatría nutricional: hacia la mejora de la salud mental a través de lo que comes afirma esta relación.
El equipo de la investigación afirma que «Se necesitan urgentemente nuevos hallazgos revolucionarios sobre las relaciones bidireccionales entre la nutrición y el funcionamiento del cerebro para formar la política de salud pública sobre la dieta».
Este tipo de estudios dejan en evidencia que a tener unas malas rutinas alimenticias pueden influir en la aparición de trastornos anímicos, como la ansiedad o el estrés. Además, estos efectos también se transfieren al síntomas digestivos como gases, hinchazón y estreñimiento. Por lo tanto, los efectos en el físico son una muestra del estado emocional en el que nos encontramos.
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El estudio sugiere una modificación de la dieta para los tratamientos de la salud mental. «Una mejor comprensión mecánica de cómo la nutrición afecta la salud mental y la cognición guiará el desarrollo de nuevas intervenciones nutricionales y consejos basados en evidencia que promoverán y mantendrán la aptitud cerebral a lo largo de la vida», señalan los expertos.
Además, se ha llegado a la conclusión de que la sensibilidad hacia los problemas de la salud mental va variando. Sobre todo está influenciada por los antecedentes genéticos, el entorno cultural y el medio ambiente. Sin duda, la alimentación también se diferencia.
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