Quizás sin saberlo algunos de tus ligues o parejas han sido breadcrumber. Puede que de repente todo pareciese idílico, que todo fluyese con naturalidad y que hubiese reciprocidad, pero un día todo eso cambia y no entiendes el por qué. Lo primero que haces es preguntarte si has hecho algo que haya podido molestar a la otra persona y después, con cierto miedo le formulas esa pregunta en voz alta para tratar de averiguar lo que ha sucedido.
Por increíble que parezca al principio parecía que nada más importaba, pero todo eso cambia y un día sin ningún motivo de peso habla de veros, pero no muestra un gran interés pese a que aparentemente considere la posibilidad.
En el momento en que ves las orejas al lobo y decides poner tierra de por medio reaparece con palabras tiernas y bonitas. Te expresa que se ha acordado de ti y se inventa grandes excusas para justificar su ausencia: situaciones familiares complicadas, enfermedades… Todo lo que se le ocurra para hacerte sentir culpable y que vuelvas a engancharte y a activar el “modo espera”.
La persona que ejerce el breadcrumbing trata de evitar el compromiso a toda costa. Y es que cuando la marcas límites, a dices que no te vuelva a escribir o simplemente la pides que sea honesta con sus intenciones, ignora todas tus peticiones. Y en cambio, te sigue escribiendo, alimentando tus esperanzas y relatándote alguna mentira para conseguir ese enganche de nuevo.
Es común que también te haga sentir un sentimiento de incomodidad general y que tú no sepas identificar muy bien el por qué. Esta es probablemente la señal más potente de que no es esa persona con la que tienes que compartir tu tiempo. Si esa persona no te transmite esa confianza no busques construirla. Huye y sé fiel a tu instinto.
Es probable que muchas de las personas breadcrumber utilicen un comportamiento sutil que puede ser mal interpretado y confundido por timidez. Pero realmente es solo pura apariencia porque son personas a las que las cuesta confrontar y hablar con honestidad. Siempre van a esperar que la otra persona les deje ya que jamás se atreverán a hacerlo por iniciativa propia.
La persona que sufre este nuevo fenómeno tóxico en las relaciones puede llegar a tener un sentimiento de dependencia relacional pese a que acaba de conocer a esa persona. De hecho, al principio no sea del todo consciente, pero puede que la víctima trata de complacer a toda costa al otro individuo con el único fin de obtener reciprocidad, pero por mucho que rasques no es tu sitio y no merece la pena.
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