Tranquilo, es normal cometer errores. Nadie nace sabiendo. Uno no se convierte en padre o madre (en el sentido más profundo de la palabra) de la noche a la mañana y lo normal es ir aprendiendo con ellos mientras crecen.
Ahora bien, si quieres que tus hijos crezcan con una autoestima sana, conscientes de lo que valen y capacitados para afrontar la vida por sí solos, no cometas estos frecuentes errores que pueden echarlo todo a perder.
Es un error tanto sobreprotegerles como no atender sus necesidades emocionales. En el primer caso no les dejamos desarrollarse y aprender por sí mismos a interactuar con el mundo en el que un día deberán moverse por sí solos. Si hacemos las cosas por ellos les estamos lanzando el siguiente mensaje: «tú no puedes hacerlo».
Tampoco debemos descuidar sus necesidades emocionales. ¿Cómo hacemos esto? Básicamente es estar muy presente para ayudarles a gestionar sus emociones. En este punto es muy importante la comunicación: ayudarle a comprender por qué hay cosas que le molestan o le entristecen y cómo solucionar esos problemas.
Es algo muy frecuente. Esperamos de él un comportamiento ejemplar y caemos en el error de compararle con algún hermano o cualquier otro niño. Debemos tener en cuenta que cada persona es distinta, tiene su propio carácter, y no por ello es mejor o peor. Comparar es poner límites al desarrollo de su propia personalidad, pues el niño creerá que debe ser como aquel al que es comparado.
Otro error bastante frecuente es regañar a los pequeños en público. Es probable que este haya tenido una mala actitud y queramos reprobarle al instante para que ‘aprenda la lección’, pero dejarlo en evidencia delante de gente no ayudará a su autoestima.
Espera a estar a solas con él o en un sitio más privado para explicarle tranquilamente por qué su actitud no ha estado bien, de manera que entienda y comprenda por qué no ha de repetirlo.
A menudo solemos proyectar nuestros deseos en nuestros hijos, aspirando a que estos cumplan con aquello que nosotros no pudimos.