Falta de apetito, dolores musculares e irritabilidad, además de apatía y falta de energía y concentración, son los síntomas más frecuentes del llamado síndrome postvacacional.
Algo que afecta más a los menores de 45 años, a quienes disfrutan de vacaciones más largas, a aquellos cuyo entorno de trabajo no es agradable y a aquellos que se incorporan a la rutina de manera brusca, sin una breve transición.
Te damos algunas pautas para hacer más llevadera la vuelta a la normalidad.
Planifica tu incorporación al trabajo un par de días antes de terminar las vacaciones cómo periodo de adaptación.
Piensa en planes ilusionantes y trabaja para que se cumplan, eso te hará sentir con vitalidad e ilusión.
Realiza un programa de actividades que te sean gratificantes para los primeros días, puede bastar con ver una buena peli o dar un largo paseo, eso si, regula el nivel de actividad de menos a más, eso te hará sentir mejor. Imprimir y ordenar recuerdos y fotos de estos días te hará revivir los buenos momentos y aumentar tu sensación de bienestar.
Intenta no pensar en blanco (la felicidad de las vacaciones) y negro (el horror de volver a la rutina). No te cierres a tener momentos gratificantes en cualquier momento y época del año.
Además procura no quejarte todo el tiempo, eso sólo hará que te sientas mal y no ayudará para nada a tu adaptación a la rutina.