Sólo necesitas un huevo, una cucharada de limón, una cucharada y media de aceite de oliva, 300ml de caldo de pescado o agua y un poco de sal.
Pinta la base de un plato hondo con un poco de aceite, después casca el huevo y echa la clara en el plato, reserva la yema en un bol y añade un poco de sal.
Añade a esta yema además una cucharada de aceite de oliva y otra de zumo de limón o vinagre, bate muy bien y reserva.
Lo siguiente que tienes que hacer es calentar el agua o el caldo de pescado y retírala del fuego antes de que comience a hervir.
Añade muy poco a poco el caldo a la yema y bate sin parar hasta que esté todo muy bien mezclado.
Trocea la clara cuajada y añádela al caldo, rectifica la sal si hace falta y a disfrutar de una buena sopita.
Cuando el hombre descubrió el fuego empezó a sumergir los alimentos en agua caliente para que se ablandaran, así nació la sopa que se comenzó a consumir en el mediterráneo desde el siglo I haciéndose muy popular desde la Edad Media hasta nuestros días.
Es un alimento sano y seguro ya que los alimentos y el agua se someten a temperaturas de 100ºC (punto de ebullición), y así se destruyen los microorganismos más comunes en carnes y vegetales crudos.
Tiene un gran poder saciante por lo que es muy recomendable usar caldos desgrasados en dietas de adelgazamiento.
MÁS SOBRE: