La pintura refleja el 98% de la luz solar para devolverlo a la atmósfera y se ha comprobado que consigue bajar 4,5º la temperatura de los lugares dónde se ha probado, incluso con una alta exposición solar.
Usar pintura blanca en lugares dónde el calor y el sol son intensos es algo que se lleva haciendo desde hace siglos, un claro ejemplo lo tenemos en algunos pueblos blancos de Andalucía.
El calentamiento está haciendo que este método se use cada vez más en ciudades cómo Nueva York.
Pero las pinturas que había hasta ahora rebotaban cómo mucho el noventa por ciento de los rallos ultravioleta de las casas.
El sulfato de barro es la clave para conseguir una pintura tan blanca, normalmente se usa pigmento de dióxido de titanio que no absorbe la luz ultravioleta.
Según el experto pintar un techo de 93 metros cuadrados con esta pintura conseguiría una potencia de enfriamiento de 10 kilovatios.
Otros sectores cómo Project Darwdown, una organización benéfica que evalúa soluciones climáticas apuestan por hacer los techos verdes dónde puedan crecer vegetación que es un refrigerante natural evitándose así entre 600 y 1.100 millones de toneladas de dióxido de carbono para 2050.
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