Acudimos al refrán que menciona Saray Esteso para introducir esta genial historia que se ha vivido en Paraguay: «Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón»:
Se trata de Alan Quintana, un joven que llevaba días lamentando haberse quedado sin su bicicleta. El supuesto ladrón aprovechó que se fue al gimnasio y cerró mal la puerta para llevársela sin dejar rastro.
Como será el karma que, días después, él se encuentra un modelo idéntico en una página de compraventa y decide llegar hasta el final del asunto. Escribió al vendedor y le pidió quedar para confirmar que se tratara de su bici.
Efectivamente, mismo modelo con las mismas pegatinas y luces. En mitad de esa conversación, Alan pidió probarla para huir y «devolvérsela» al ladrón, ¡y lo consiguió! Al compartir su historia en redes, reconoció que no fue del todo noble aunque los usuarios aplaudieron su hazaña.
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