Curiosamente la segunda fase del fármaco ha sido testada en hospitales griegos, no hebreos, en una muestra de 90 pacientes.
La fase I, donde se mide la seguridad del mismo, sí se desarrolló en Israel, según informó el medio local The Jerusalem Post. Ahora los autores del estudio trabajan en preparar la fase III, la previa a la comercialización.
Es el propio cuerpo humano quién genera la molécula que los investigadores han utilizado para desarrollar el medicamento. Se trata de la proteína CD24, objeto de estudio de uno de los científicos del Centro Medico, Nadir Arber, desde hace un cuarto de siglo.
La CD24 evita que el coronavirus ataque a las células sanas del sistema respiratorio que, por inflamación, pueden causar la muerte por Covid-19. Lo hace ajustando a las membranas celulares y activando la tormenta de citocinas que nos defienden del virus.
La investigación se encuentra ya en Fase III y, en opinión de Arber, «se espera que los resultados sean favorables aunque no se conocerá su eficacia real hasta no contrastarlo con un placebo»
De hecho, en esta última fase participarán un total de 155 pacientes. De ellos dos tercios recibirán el fármaco. El resto, el placebo.
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