Tu perro también puede contraer enfermedades, y aunque haya gente que no lo crea, estas también pueden ser mentales. Muchas veces pesamos que estos animales son muy diferentes a nosotros y, aunque así sea, hay algunos aspectos que tenemos en común.
Las enfermedades mentales no solo predominan entre las personas. Por eso vamos a hablar sobre el TOC, un Trastorno Obsesivo Compulsivo del que pueda que padezca tu perro.
No se trata de una de las enfermedades más graves que existen, pero es importante tratarla y detectarla a tiempo.
Hay diferentes comportamientos que pueden advertirte de que algo en tu canino no anda bien. Entre algunas de estas acciones se encuentran: que de vueltas sobre sí mismo de forma obsesiva, que se lama las patas continuamente, que se muerda la cola agresivamente, que cave muchos agujeros en el jardín de forma sistemática… Cualquier comportamiento que conlleve repetir mucho una acción de forma obsesiva sin ningún motivo aparente puede ser síntoma de TOC.
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No siempre tiene por qué tratarse de un caso de TOC cuando el comportamiento de tu perro sea estos, se puede hablar de estereotipia y puede ser algo temporal. Esto puede darse por estrés, querer llamar la atención…
Sin embargo, este trastorno suele aparecer desde que el canino es cachorro o durante los primeros años de la edad adulta que se va intensificando progresivamente. Es un problema muy grave si se desarrolla ya que puede provocar autolesión.
Puede ser ocasionado por algún trauma de la infancia, un mal hábito en su rutina e incluso por genética. Es común que se de en perros que alguna vez han sido abandonados o maltratados por sus dueños. También en los que pasan mucho tiempo solos, no reciben los cuidados necesarios o en los que carecen de estimulación física y mental.
El tratamiento para los trastornos obsesivos compulsivos suele ser un proceso lento ya que la recuperación es paulatina. Mucho trabajo recae sobre su dueño, el mejor cuidador, que debe darle cariño y tener paciencia. Para que su situación mejore hay que cambiar el estilo de vida por uno más saludable y acudir a sesiones específicas con un especialista en conductas caninas. La recuperación se consigue con una reeducación.
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