Si no consigues que tu niño duerma sólo y cada noche se convierte en un suplicio más que en una experiencia relajante, no desesperes, hay algunas cosas que pueden ayudarte al menos a mejorar la situación.
Seguramente te harás mil preguntas y recibirás mil consejos en este sentido, «no le dejes llorar, déjalo llorar, no te lo lleves a tu cama, no te duermas con él, déjale que llore todo lo que quiera sino se va a acostumbrar mal», en fin multitud de consejos a cual más contradictorio pero a a la hora de la verdad los que estáis ahí en su habitación a las tantas de la noche sois tú y él.
En declaraciones a elperiodico.com el psicólogo clínico Rafa Guerrero, explica que “el neonato llega a este mundo con una gran inmadurez, lo que le convierte en dependiente de sus figuras de apego. Por lo tanto, son las figuras de apego, generalmente los padres, los encargados de cubrir las necesidades de sus hijos.»
Así que “cuando un niño se despierta en medio de la noche llorando porque tiene miedo, hambre o no puede dormir solo, es nuestra función atenderle, cubrir su necesidad y devolverle a su equilibrio.»
María Soto, experta en Disciplina Positiva, explica al mismo medio qué podemos hacer para ayudar a nuestro hijo a dormir solo. Lo primero es «Quitarnos de la cabeza la idea de que un niño que se despierta es un niño que duerme mal y hay que enseñarle a hacerlo bien. No hay que enseñarle a casi nada, hay que acompañar sus procesos de manera respetuosa, ofreciéndoles seguridad.»
Aunque suene a algo complicado hemos de mantener la calma. Los niños absorben nuestras emociones, por lo tanto, » si pretendemos “dormirlos” tensos, agotados o enfadados, no se van a relajar. Imposible dormir. Si no puedes hacerlo, por lo que sea, al menos piensa que mantenerte en calma reconduce todas las situaciones.» explica la experta.
Piensa que es algo transitorio, es algo que va a pasar, » nos ponemos tensos por cansancio, y nuestra mente nos traiciona, y abordamos la situación como si fuera a durar para siempre. Y esa tensión lo complica todo, nos deja sin recursos y bloquea nuestra capacidad de gestión.».
No entres en su juego, si se levantan de la cama, cógele de la mano y vuelve a acostarle tantas veces cómo haga falta, no hace falta gritar, ni siquiera hablar. Hazlo las veces que haga falta pero sobre todo debe entender que hablamos en serio y que no vamos a cambiar de opinión.
En cuanto a dormir en nuestra cama, esto es la posibilidad de hacer colecho, Soto explica, «la logística de las familias a veces determina si puede hacerse o no colecho (dormir en la cama con el niño), pero pensemos que el hecho de que los niños tengan una habitación para ellos solos a parte de la de sus padres es algo muy nuevo, hasta hace muy poco tiempo aún dormíamos todos juntos. No debemos olvidarnos de que el ser humano es un animal “civilizado”, pero un animal social, al fin y al cabo, y de la misma forma en la que hemos transformado nuestro mundo por completo, seguimos por otro lado teniendo las mismas necesidades afectivas y fisiológicas de siempre, que nos conectan y nos hacen ser quienes somos.»
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