Parece algo «de cajón» pero muchas veces nos olvidamos de añadir el elemento estrella para que el bizcocho suba, la levadura. Si te acuerdas de echarla no tendrás problema para que suba.
Un truco es hacer tus bizcochos con harina de repostería que ya lleva el impulsor, aunque no está de más que le ayudes un poco más a subir con un sobrecito de levadura.
Y recuerda que más no es mejor en el caso de la levadura.
A la hora de hacer bizcocho no vale, cómo en otras recetas saladas, echar los ingredientes “a ojo de buen cubero”. Debes echar las cantidades exactas y que sabes que funcionan.
No vale reducir las cantidades de algún ingrediente para que engorde menos, por ejemplo el azúcar, ya que esto afectará al resultado final.
Si bates demasiado la masa del bizcocho podemos conseguir el efecto contrario y que el bizcocho no nos quede compacto.
Si le damos el punto justo la levadura se repartirá bien por toda la masa y el bizcocho subirá de manera uniforme.
Otro gesto que te ayudará a que tu bizcocho suba es precalentar correctamente el horno.
La temperatura ideal para precalentar el horno es de unos 200 grados arriba y abajo entre diez y veinte minutos (más o menos lo que tardas en preparar la masa) y para hornearlo es entre 170 y 180 grados y sólo abajo.
Si horneas tu masa con calor solo abajo y sin ventilador, conseguirás un resultado mucho más esponjoso y alto.
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