Existen tantas elaboraciones como bares hay en nuestro territorio, cada uno con su toque que lo hace único y marca de la casa. Aunque podemos resumir sus ingredientes básicos en dos, patata y mayonesa, los chefs se han lanzado a elaboraciones más complejas con todo tipo de productos y sabores.
Y es que la ensaladilla permite casi cualquier variación, pudiendo incluso subir de nivel si jugamos con productos más potentes, como cigalas, langostinos, carabineros… Y como no, las conservas y el pescado, como la ventresca, el lomo de bonito o el atún. Incluso hay quién apuesta por incorporar huevas de pescado o mariscos de todo tipo.
Podríamos tildar dos grandes corrientes: la que apuesta por el valor seguro de la receta más tradicional y humilde, con zanahorias, pimientos rojos, guisantes, huevo cocido y aceitunas; o la corriente que se atreve con elaboraciones más complejas y productos estrella.
Sea como fuere, y con la innovación por bandera, te damos cuatro claves que harán de esta tapa todo un manjar
La mayonesa
Según el origen y sabor conseguiremos un resultado más suave o potente. Y siempre podemos acudir al truco de añadir un poco de nuestro aceite a la mayonesa de bote, con lo que conseguiremos un resultado más natural y sabroso.
La patata
La versatilidad de la ensaladilla rusa permite casi todas las opciones de este tubérculo. Podemos optar por patata vieja o nueva, pelada o con piel, troceada o triturada… El gusto es el límite. Hay quién incluso ralla la patata una vez cocina, lo que incrementa la untuosidad de la tapa.
Los productos complementarios
Según el producto que incorporemos a la mezcla, el resultado será muy diferente. A los que ya hemos comentado, podemos añadir tacos de pollo confitados, hortalizas encurtidas. O incluso, podemos incorporar texturas con tomatitos cherry que explotan en la boca o coliflor crujiente.
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