Sin embargo, probablemente sirva de poco aplicar un masaje con cucharas frías o el aceite de oliva si, por otro lado, tenemos ciertos hábitos o gestos arraigados a nuestras costumbres. Porque sí, tal y como lees, existen ciertas costumbres de nuestro día a día que favorece que la aparición de arrugas y que debemos retirarlos si nos preocupa el aspecto de nuestro rostro. Y no hablamos de reírnos, que la risa nunca está de más.
Puede parecer difícil hablar de “malas posturas” cuando nos estamos refiriendo a la cara, pero nada más lejos de la realidad. Piensa en cómo manejas el móvil la inmensa mayoría del tiempo: mirando hacia abajo. Este gesto tan usual en nuestro día a día es otro de los “daños colaterales” del abuso de los smartphones, ya que, al inclinar el cuello hacia abajo aceleramos la aparición de arrugas laterales y de la zona de la papada.
A estas alturas ya sabemos que el estrés no es bueno para prácticamente nada y la aparición de arrugas no iba a ser una excepción. El estrés provoca tensión y la tensión que forcemos más los músculos, aunque sea de forma involuntaria. Por eso, en zonas como la mandíbula, la boca y el cuello, propensas a que las apretemos cuando estamos nerviosos, podría propiciar un aumento de arrugas. Un mal añadido para aquellas personas que padecen bruxismo.
Por si no fuera suficiente con no ver bien, los problemas de vista también fomentan la aparición de arrugas. Y es que, seguramente te hayas percatado, de cómo fruncen el ceño aquellas personas que no ven correctamente, ya sea para enfocar de lejos o de cerca. Pero no solo eso, también ocurre con las personas a las que les molesta mucho la luz del sol. En este caso se recomienda llevar siempre gafas de sol.
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