En otros momentos hemos hablado de la importancia de adoptar cuando queremos tener un perro. Esto trae millones de cosas positivas, pero también hay que tener en cuenta unos riesgos que pueden surgir con el animal.
Hay una cosa en concreto que afecta a algunos perros adoptados y esto es el miedo. Según un estudio de la revista Scientific reports, «el 72,5%de los perros sufren problemas de ansiedad». Dentro de este porcentaje hace referencia a ansiedad por ruidos fuertes, como el de los cohetes. Sin embargo, un 29% se reserva para los que sufren de miedo, y dentro de este grupo hay un porcentaje pequeño que son agresivos por culpa del miedo.
Este problema puede tener diferentes orígenes, pero si se trata bien tiene solución. Para los dueños es muy fácil identificar las emociones de su canino. Lo difícil es descifrar el por qué de esos comportamientos.
La principal razón de que esto suceda se debe a algo del pasado. Si el animal estaba en adopción es probable que antes tuviese otra familia. Seguramente haya cogido miedo a otra persona y ahora tú ves ese miedo reflejado cada vez que te acercas. Por mucho que tu le hagas caricias y te muestres cariñoso con el perro, su fobia no se eliminará de la noche a la mañana.
Lo más probable es que anteriormente haya tenido maltrato y eso es muy difícil de superar, sobre todo si ha pasado poco tiempo.
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Esto tiene efectos muy negativos ya que la vida canina no es feliz con miedo y encima, tu no puedes disfrutar de tu animal. Algo que también puede llegar a influir es la genética, un embarazo o la sociabilización.
Un profesor de este estudio afirma que “si tu perro no ha tenido contacto con niños, les tendrá pánico. Igual que si un perro ha interactuado más con mujeres que con hombres, también es normal que les tenga más miedo a ellos”.
Lo más importante es la voz y la presencia. Hay que intentar que nuestro tono de voz sea suave, si ve que elevamos la voz seguramente se asuste. La presencia también debe ser cuidada, sin movimientos bruscos. Sobre todo, hay que armarse de paciencia para dar siempre muchos cariños al animal, a pesar de que al principio no los quiera. Es importante no agobiarlos con abrazos e interacciones forzadas. Poco a poco verá que eres de confianza si le mimas con caricias, antojos alimenticios o incluso algún juguete de vez en cuando.
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