Según uno de los últimos estudios, entre sus beneficios, la miel destaca como fuente natural de antioxidantes que previenen las enfermedades del corazón y el sistema inmunitario. Pero además nos endulza los alimentos, las infusiones, el café, como sustitutivo del azúcar.
Pero además, sirve como tratamiento del acné y para exfoliar la piel, además de antiinflamatorio aplicado directamente sobre el músculo hinchado.
Pero ahí no queda todo. Según la variedad de las flores y del tipo de colmena, la miel puede llegar a contener más de sesenta sustancias distintas.
Azúcares, ácidos orgánicos, como el cítrico, el láctico, el fosfórico…, vitaminas, entre las que destacan la C, B1, B2, B3, B5 y otras. Pero además, incluye ácido fólico y mucho minerales, como el fósforo, calcio, magnesio, silicio, hierro, manganeso, yodo, zinc…
Y desde luego, los imprescindibles aminoácidos esenciales, esteroles, fosfolipidos, falvonoides, polifenoles y enzimas.
Y por supuesto, alivia la tos y el dolor de garganta. ¡Un clásico!