¿Tienes hambre a todas horas?, no ves la manera de frenar tu apetito, te contamos algunos trucos y sobre todo hábitos y alimentos que pueden ayudarte.
Muchas veces el problema es que no comemos bien, nos alimentamos a base de alimentos ultraprocesados y al rato volvemos a tener hambre.
Pero hay pequeños gestos que pueden ayudarte a sentirte más saciado a lo largo del día.
Si te alimentas bien desde primera hora del día, no tendrás hambre y evitarás picar entre horas y llegarás a la comida sin ningún problema.
Si no desayunas bien corres el riesgo de sufrir hipoglucemia a media mañana y sentirte hambrienta, esto hará que piques más entre horas y engordes.
Un desayuno saludable debe suponer entre el veinte y el veinticinco por ciento del aporte calórico diario y debe incluir cómo mínimo un lácteo, una ración de cereales para darte energía y saciarte y una fruta fresca para reforzar tus defensas.
Las grasas también te aportan saciedad, pero deben ser grasas buenas, estas son las que encontramos en el pescado azul, los aguacates y el aceite de oliva entre otros alimentos.
La hidratación es fundamental para que nuestro organismo funcione bien.
Beber agua te hará sentirte más saciado, beber agua incluye también infusiones, cremas, sopas y algunas frutas.
Comer alimentos ricos en fibra ayudará a tu saciedad también y además nos va a aportar nutrientes importantes.
Una buena opción son los frutos secos, los nutricionistas aconsejan tomar un puñado al día que además evitará que piques entre horas. Es una muy buena opción para tomar a media mañana o entre horas.
Es importante ser conscientes de lo que comemos, masticar despacio, comer sentado y tomarte un tiempo para hacerlo. Todos estos gestos contribuyen también a que no tengas hambre a lo largo del día y a que no piques entre horas.
Es importante practicar ejercicio físico al menos veinte minutos al día, esto incrementa los niveles de hormonas de la saciedad que regula el cicl del hambre.
Además hay estudios que demuestran que el ejercicio puede reducir la activación de regiones cerebrales vinculadas al deseo de comer.
El exceso de estrés aumenta los niveles de una hormona llamada cortisol que en concentraciones altas se relacionan con un aumento del hambre e impulsos de comer.
Además el estrés a niveles altos puede disminuir los niveles del péptido YY, una de las hormonas que regulan la saciedad.
Por eso si consigues bajar estos niveles mediante técnicas de relajación, trabajos manuales, meditación o yoga tu organismo te lo agradecerá y sobre todo reducirás la sensación permanente de apetito.
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