Mercadona ha sido viral en redes. Han sido muchos los clientes del supermercado que han protestado por una norma establecida por el supermercado que no logran entender pero que tiene una explicación. Y es que la crisis sanitaria ha obligado a las grandes superficies a tomar medidas restrictivas de acceso y de uso de sus instalaciones para cumplir con las medidas que el Gobierno publica cada semana en el BOE.
En su perfil de Twitter, el responsable de comunicación de la cadena de supermercados, respondía así a las críticas de los «jefes» como llaman a sus clientes.
Buenas tardes, indicamos a nuestros clientes que coloquen el carro por delante, ya que de esta manera pueden ir colocando los productos en la cinta mientras se respeta la distancia de seguridad. Un saludo.
— Mercadona (@Mercadona) June 5, 2020
Hemos cumplido con todas y cada una de las normas que nos han impuesto a los ciudadanos para restringir y evitar posibles contagios por coronavirus: mascarilla, guantes, guardar la distancia de seguridad, lavarnos las manos, usar hidroalcohol, toser tapándonos la boca con el codo, evitar contacto físico.
Pero, de repente, cuando ya creías que lo habías visto todo para combatir al temido Covid-19, llegas a Mercadona y cuando vas a pagar el cajero te dice: Por favor, dele la vuelta al carro.
La cara que se te queda es de mármol. Y, cuando consigues volver a juntar la mandíbula, obedeces sin rechistar. Das la vuelta al carro y te dispones a sacar los productos a la cinta transportadora para que te los cobren, puedas pagar y marcharte de la tienda con una duda existencial que te perseguirá lo que queda del día: ¡dar la vuelta al carro! ¿Para qué?
Eso, si eres una persona prudente que no busca complicarse demasiado la vida. Pero claro, hay quién busca explicación para todo. Y están en todo su derecho, se la merecen. Lo malo es cuando se pierden las formas y al final, la tontería de «pues yo no le voy a dar la vuelta al carro» supone una trifulca en la cola de la caja… y ¡se lía parda!
Como ves, las razones esgrimidas por los responsables de la empresa valenciana pasa por mantener la distancia de seguridad entre los clientes y los cajeros. Evitan de esta manera que el cliente pase primero y se quede a menor distancia del empleado de Mercadona. Lógico y comprensible.
Las redes sociales han hecho causa del tema y lo cierto es que la guasa en Twitter ante la medida ha dado mucho de sí.
«Ponga el carro mirando para usted,no,no,así no,usted para el otro lado»
La Cajera del Mercadona poniéndome más nervioso que en el examen practico del carnet de conducir.
— 25 años sin cotizar (@SinCotizar) June 8, 2020
Lo de darle la vuelta al carrito para pasar por caja es una consejo o una exigencia? y cual es el motivo sanitario para que me rompa la espalda? a las personas bajitas nos cuesta llegar al fondo desde el punto mas alto del carrito
— GiGi (@ggums) June 5, 2020
que es lo que más le gusta hacer a vuestra madre? a la mía abandonarme en la fila del mercadona con el carro de la compra
— Ruth (@Ruth_Tolosa) June 9, 2020
Los guantes,la mascarilla,lavarse las manos,la distancia,dejar el carro en las zonas,respetar las líneas,meter el carro al reves,para ir a Mercadona,hace falta un grado medio y dos troncales de Sanidad….
— DavidOliver™ Jabalí (@davidolicap) June 6, 2020
El nivel de paranoia del Mercadona me empieza a cansar. Tengo la teoría de que se inventan normas que no tienen sentido como parte de un experimento social para estudiar el sometimiento de la gente. Como lo de darle la vuelta al carro cuando llegas a la caja.
— inés (@ivp2312) June 5, 2020
Mercadona ha sido uno de los supermercados que más ha tardado en adoptar la medida, pero por fin la cadena de alimentación ha decidido eliminar las bolsas de un solo uso que pone a disposición de sus clientes para comprar en su sección de frutas y verduras frescas y sustituirlas por bolsas compostables.
Esta decisión supondrá una reducción de 3.200 toneladas de plástico al año… Una maravillosa noticia para el medioambiente.
Estas bolsas compostables son bolsas biodegradables que han sido fabricadas con almidón y algunos plastificantes naturales como, por ejemplo, la urea. Este material es más frágil y viscoso que el plástico tradicional y pierde resistencia ante la humedad. Su coste de producción es 10 veces mayor que el de una común.
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