Nuestra atrevida nos consultaba lo siguiente: «Soy una chica con tres hijos y después de 26 años con mi pareja, hemos tenido una riña muy fuerte. Unas palabras que nunca me había dicho… Desde entonces ni duerme conmigo, ni hablamos, y encima estamos trabajando juntos que es una tortura… ¿Qué puedo hacer?»
Todo parece indicar que se trata de un «sanción» por parte del marido. «No hay nada peor que el castigo a la indiferencia», comenta Susana. «Lo silencios, el no te hablo, me voy a dormir al sofá… Lo que está haciendo tu marido es castigarte para conseguir algo», continua explicando.
Puede tratarse de una llamada de atención o que haya descubierto que se siente poco cuidado o valorado por ti. O quizá, sencillamente, quiere que le obedezcas en algunas cuestiones en las que habitualmente confrontáis.
El vaso, que seguramente ya estaba lleno de problemas, se ha colmado con esta última gota de agua. «¿Puede que él tenga problemas en su trabajo? Ha venido un poco más de estrés o ansiedad y pum… el vaso se ha desbordado. ¿Algún problema fuera de la relación?», comentaba Susana sin disculpar la actitud del esposo.
Un primer consejo: nunca debes tolerar esto. Las discusiones en pareja son positivas cuando sirven para colocar a la pareja, cuando son constructivas y ayuda a avanzar.
«Cuando se normalizan hay que dar aun golpe en la mesa. Con los niños fuera de casa y sin preaviso, siéntate a hablar con él, que te cuente cuál es el problema para que así podáis tratarlo», recomienda nuestra experta.
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