Si tu gato come chocolate puede pasarle esto

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El gato es uno de los animales de compañía más querido por sus dueños. El chocolate resulta ser uno de los alimentos más preciados y consumidos entre las personas. Es por ello que muchos se preguntan si darle a su gato un poco de chocolate sería buena idea.

La alimentación de nuestra mascota es un dato muy importante que no puede descuidarse. El chocolate forma parte de esa lista de comida prohibida para nuestro animal.

Nunca debemos ofrecerle un dulce a nuestro felino. Aquí te dejamos las razones por las que el chocolate puede resultar nocivo para su salud.

¿Por qué tu gato no puede comer chocolate?

La respuesta ante esta pregunta es sencilla. El chocolate contiene dos sustancias tóxicas que no pueden ser digeridas por el organismo del gato. Estos componentes son la teobromina y la cafeína.

La cafeína es la más popular porque la contienen muchos de los alimentos y bebidas consumidos a diario, como el té o el café. Sin embargo, la teobromina es una sustancia menos conocida que la contienen las semillas del cacao, por lo que los chocolates pueden contenerlo.

Este último compuesto es un agregado al chocolate porque es la encargada de producir la sensación de relajación, placer, felicidad o estimulación cuando consumimos este alimento. Actúa directamente sobre el sistema nervioso, por lo que afecta a las funciones musculares, respiratorias y cardiacas.

Un consumo moderado del chocolate en humanos ofrece una visión estimulante y energizante, sin embargo, tu gato no contiene las enzimas necesarias para digerir este alimento.

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Además, algunos chocolates contienen otro alimento dañino para tu mascota: la leche. Si un gato ingiere chocolate, puede ocasionarle problemas digestivos, como diarreas y vómitos.

También se pueden observar cambios en su conducta, como síntomas de hiperactividad y estado de nerviosismo como consecuencia de la estimulación que provocan estas sustancias.

Que tu felino tome grandes cantidades de chocolate puede generarle consecuencias muy graves, como convulsiones, dificultad para moverse y respirar e incluso un fallo respiratorio. Ante esta situación, deberás acudir a una clínica veterinaria inmediatamente.

Cuida la alimentación de tu mascota para que se encuentre en óptimas condiciones de salud.