El estudio fue realizado entre una muestra 73.881 niños y niñas de seis grupos de diferentes países europeos (Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos, Italia, Grecia y España). Entre el 14% y el 56% de las madres que participaron en este estudio habían tomado paracetamol en alguna ocasión mientras estaban embarazadas.
Tanto ellos como sus madres han sido objeto de un seguimiento desde el embarazo hasta los primeros años de vida. La conclusión relativa -no absoluta- del estudio es que aquellos que habían sido expuestos al paracetamol antes de nacer, tenían un 19% más de probabilidad de desarrollar síntomas de trastornos del espectro autista (TEA) y un 21% más de desarrollar trastornos por déficit de atención (TDAH) que los no.
Por eso, la recomendación que se extrae por parte de los investigadores es que el uso de paracetamol debe restringirse durante el embarazo y solo tomarse si es estrictamente necesario.
Es uno de los medicamentos que todos tenemos en casa y del que echamos mano sin prescripción médica: nos duele la cabeza, tenemos fiebre, algún dolor muscular. Es un analgésico y antipirético eficaz para el control del dolor leve o moderado causado por afecciones articulares, otalgias, cefaleas, dolor odontogénico, neuralgias, procedimientos quirúrgicos menores etc. También es eficaz para el tratamiento de la fiebre, como la originada por infecciones virales, la fiebre posvacunación, etcétera.
Es el cuarto medicamento más vendido en España y el tercero de entre los analgésicos, según el Observatorio del Medicamento.
Si consultas un prospecto de paracetamol ya advierte de que no es recomendable administrarse en mujeres embarazadas.
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