Hace unos días, Fernando Simón se lamentaba de que Quizá lo habíamos pasado demasiado bien estas Navidades… y de aquellos barros, estos lodos: hoy la situación en nuestro país es crítica: 2.176.089 casos y 52.878 fallecidos. Y lo peor es que no hay visos de que mejore. La presión hospitalaria se está volviendo insostenible en algunas comunidades. ¿Es necesario un nuevo confinamiento?
Médicos y expertos ya ha solicitado al Gobierno que decrete el confinamiento domiciliario ante el aumento de positivos.
Uno de ellos, Rafael Bengoa, médico y exdirector de Sistemas de Salud de la OMS. Abengoa defiende la urgencia de «hacer un confinamiento domiciliario», porque «es evidente que necesitamos hacer algo más fuerte», que las actuales medidas de restricción que están activadas.
El que fuera consejero de Sanidad en el País Vasco propone –en declaraciones a Onda Cero– un confinamiento domiciliario más corto que el de marzo, de tres o cuatro semanas, que permitiría bajar a 150 ó 100 la incidencia acumulada, que roza los 500 en la actualidad.
De hecho, varias Comunidades han pedido esta semana el «autoconfinamiento» a sus habitantes tras la negativa del Gobierno a un cierre completo.
Y es que las consecuencias de los excesos cometidos en las fiestas navideñas empiezan a reflejarse en las cifras de positivos en España en una tercera ola que se presume peor que la primera.
También hoy, el analista Luis Benedicto, publica en 20minutos.es, los motivos que nos van a conducir de forma inevitable a un nuevo aislamiento domiciliario de la población.
En su opinión, «la mayoría de los españoles ya saben que la cifra de algo más de 52.000 fallecidos que aporta el Ministerio de Sanidad, no se aproxima a los más de 80.000 muertes que según el Instituto Nacional de Estadística y el Registro Civil han fallecido en España por exceso respecto a la estadística de la última década».
Para frenar la pandemia es necesaria la inmunidad de grupo y ésta solo hay dos formas de lograrla: con un contagio global del virus o a través de las vacunas. De momento, el plan de vacunación no ha logrado alcanzar la velocidad de crucero a la que tanto hace referencia el Ministro de Sanidad. La primera opción sería una catástrofe en todos los sentidos: humano, económico y social.
La solución que plantea Benedicto es clara: «Ahora, toca sufrir las consecuencias de no haber hecho los deberes: no los han hecho las autoridades, a quienes les ha faltado contundencia en los anuncios y en las medidas y no los han hecho muchos ciudadanos que han incrementado considerablemente en Navidad el número de contactos. ¡A confinar toca!»
Con el actual estado de alarma, ninguna comunidad autónoma puede activar de forma unilateral un confinamiento total. Tan solo pueden flexibilizar y adaptar algunas de las restricciones contempladas como la prohibición de circulación en horario nocturno o la prohibición de entrada y salida de los límites comunitarios.
Un confinamiento total solo puede materializarse a través de un nuevo decreto de alarma o modificando el decreto aprobado en octubre por el Gobierno.
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