Debes fijarte en dos cosas, la primera es que tu lavadora esté limpia. Limpiarla una vez cada dos meses será suficiente y para ello debemos poner una lavadora sin ropa a la mayor temperatura posible y con medio litro de vinagre, sin jabón, para eliminar así los restos de jabón. Si tu lavadora tiene programa de autolavado, utilízalo.
Después tal y cómo explica Marisa Morell, de ‘MM Orden y Estilo’, en ABC Bienestar, «después de cada lavado debemos secar el interior de la lavadora, Si no lo hacemos, especialmente en las gomas se formará moho que puede ensuciar las prendas que están en proceso de lavado», asegura. Además, recomienda lavar el cajetín del detergente de vez en cuando. «Se saca y se friega bien debajo del grifo, para retirar restos de detergente o suavizante que con el tiempo se endurecen y lo obstruyen»
Para limpiar el filtro, que suele estar en la parte de abajo, pon un recipiente debajo porque al abrirlo saldrá agua y puede que hasta objetos, limpia el filtro con agua por lo menos una vez al mes.
Para evitar que la ropa salga con manchas debemos fijarnos en cómo lavamos la ropa, si la separamos o no y qué productos usamos.
En el caso de la ropa blanca explica Morell que, «lavarla de forma continuada con ropa de otros colores, aunque no haya desteñidos, la acaba dejando parda»,» Una opción pueden ser las toallitas que se venden para poder mezclar la ropa de distintos colores sin que se produzcan desteñidos».
Aunque lo ideal es lavarla por separado y la oscura a menor temperatura además de intentar frotar las manchas antes de meter la prenda en la lavadora, utilizar el detergente apropiado para el color de la ropa que vamos a lavar y sobre todo en las cantidades adecuadas ya que echar de más puede incluso ocasionar manchas y por último evitar dejar la ropa mucho tiempo dentro de la lavadora.
A la hora de frotar las manchas lo más sencillo es hacerlo con un poco de jabón, aunque podemos usar también un quitamanchas específico (no en el caso de las prendas delicadas). Pon un poco de jabón líquido en las zonas más sucias, cómo el cuello y los puños de las camisas.
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