Nadie en tu empresa puede preguntarte si estás, por ejemplo, vacunado o no. Ni RRHH ni tu jefe. Es más, es completamente ilegal que tu empresa tenga cualquier dato médico de la plantilla que no haya sido voluntariamente aportado o sea imprescindible para el desarrollo de las funciones que desempeña.
Por ejemplo, si estás de baja médica, la empresa no tiene que conocer el detalle de la misma. Por eso, los médicos conceden bajas por enfermedad común, sin especificar.
Cierto es que la mutua a la que muchas empresas están afiliadas, si tienen contacto con el trabajador para hacer un seguimiento de la baja. Pero no tienen porqué notificar a la compañía el motivo de la baja, solo si el empleado está en condiciones o no de volver al trabajo.
El retorno de las plantillas al lugar de trabajo nos plantea una duda: ¿debemos aportar a la empresa el dato de si estamos o no vacunados?. La respuesta es NO, salvo que queramos hacerlo de forma absolutamente voluntaria.
Cualquier información asociada a nuestra salud -que no esté directamente relacionada con nuestro desempeño profesional- es confidencial.
Pero es más, la vacunación en nuestro país es un derecho, no una obligación como ha quedado manifiesto en estos meses de pandemia. Y al igual que en tu empresa nadie te pregunta sobre si te has vacunado del ébola o de la varicela, tampoco se nos puede preguntar si lo hemos hecho contra la Covid-19.
El derecho a la intimidad de cada persona garantiza que no se nos pueda discriminar laboralmente por motivos de salud y está amparado por la Ley de Protección de Datos.
Ante una coacción por parte de la empresa para obtener la información, el único camino que puede seguir el trabajador es la denuncia ante la inspección laboral.
Si tenemos en cuenta la ley actual tampoco nos pueden obligar a ello, pero claro está, la situación de pandemia ha creado otros contextos que transcienden a la normalidad y ya ha habido sentencias relacionadas con la Covid-19 en las que se ampara este protocolo empresarial.
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