Montar a caballo, ya sea de forma lúdica o deportiva, como mediante la equitación o la hípica, tiene múltiples beneficios para nuestra salud. Además, no solo en lo referente a nuestro estado físico, sino también en lo relativo a nuestra mente tanto que, un buen ejemplo de ello es la gran cantidad de terapias psicológicas que se realizan al lado de estos animales conocidas como hipoterapia.
Si te gustan los animales y la naturaleza montar a caballo puede ser una actividad perfecta para ti, ya sea como deporte habitual o como ocio de vez en cuando. Además, montar a caballo está recomendado para todas las edades y a los niños les suele encantar.
No se puede montar a caballo de cualquier forma, se debe hacer con la espalda recta. De esta forma, nos ayudará a ser conscientes de nuestras malas posturas y facilitará que las corrijamos.
Lejos de lo que puede parecer, al montar a caballo se utilizan un gran número de músculos con los que mantenemos el equilibrio, la posición y guiamos al animal. Es por ello que montar a caballo no tiene nada que ver con ir sentado, sino que fortaleceremos los músculos de las piernas, además de tonificar el abdomen.
No debemos olvidar que somos nosotros quienes vamos sobre el caballo y hasta los jinetes más experimentados deberán confiar en el animal.
Al tratarse de una actividad en la que tú no tienes el control absoluto, ya que el caballo es un ser vivo e independiente, estarás pendiente del entorno, del animal y de todo lo que ocurra alrededor trabajando así los reflejos.
Pese a que las primeras experiencias a caballo provocarnos rigidez cuando terminamos el paseo y agujetas al día siguiente, una vez el cuerpo se ha acostumbrado a esta actividad montar a caballo es un ejercicio perfecto para que nuestros músculos se relajen.
Cuando montamos a caballo estamos totalmente focalizados en la conexión con el animal. Esta disciplina contribuye al trabajo de nuestra capacidad de concentración, mientras que, además el estar pendientes de la actividad es una forma ideal de desconexión del día a día.
El contacto con el caballo es muy beneficioso para nuestra mente. Además, observar nuestros progresos, comprobar cómo la comunicación entre el animal y tú es cada vez más sólida y cómo aprendes a manejarlo es una experiencia gratificante y beneficiosa para el autoestima.
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