Pero no siempre ha sido así. Las generaciones pasadas guardaban sus recuerdos fotográficos en numerosos álbumes que siguen invadiendo la casa de nuestros padres y que nos gusta ojear de vez en cuando. «Mi madre recorta las fotos de las revistas en las que aparezco y las enmarca. Esta descansa sobre el cabecero de su cama«, expresaba Rozalén en sus redes mostrando una fotografía de ella misma enmarcada.
Esa es la forma en la que la mayoría de nuestros mayores conservan las imágenes importantes de su vida. No entienden otra forma de hacerlo. «No comprende por qué guardo en un móvil miles de fotografías. Por qué no las imprimo. Por qué no las veo«, añadía la de Albacete respecto a su madre.
La madre de Rozalén, en las propias palabras de su hija, «no es esclava de redes ni WhatsApps«. Su empeño en seguir conservando las fotografías en físico conquistó a la artista, que le hizo el regalo más especial: «Le dediqué tiempo y le preparé un álbum de cientos de recuerdos, para que no se olvide de la maravillosa vida que me ha ofrecido«. ¡Qué emotivo!
Los mejores regalos no están tasados porque no tienen precio. Son esos que salen del corazón y a los que uno dedica tiempo para sacar una sonrisa a esa persona que quieren.
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