Rocío Ramos-Paul aborda un debate muy interesante entre padres a la hora de educar a sus hijos: ¿Enseñarles a compartir o permitirles ser egoístas?
Hay parcelas de nuestra vida que son nuestras y tenemos derecho a no compartirlas. Entonces, ¿por qué obligamos a los niños a hacer lo contrario?
Por ejemplo, si un niño lleva sus juguetes preferidos y decide no compartirlos con sus amigos, no significa que sea un egoísta. Tanto niños como adultos tienen derecho a no ceder según qué objetos personales; y en el caso concreto de los niños, elegir con qué amigos disfrutar de ese juguete preferido.
Como nos cuenta Rocío, es un asunto importante aunque conviene no «obsesionarse» con ello. Será un aprendizaje necesario para el futuro, ya que a medida que se hagan mayores vivirán situaciones similares: Móviles, cazadoras e incluso la paga con el hermano o hermana. Ahí les enseñaremos a poner límites.
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