En esta ocasión recibíamos una consulta de Yoanna, que nos había enviado un mail a atrevete@cadenadial.com. «Soy mamá soltera y tengo una peque de cuatro añitos. He tenido dos relaciones estables en los últimos años y a los dos chicos les ha dado por llamarles «papá». Con el primero no le di importancia porque era muy pequeña, pero ahora siendo más mayor se crean situaciones algo incómodas…»
«Aunque creo que le doy más importancia que mi pareja, debe entender que no todo hombre que entra en nuestras vidas es su padre. ¿Qué hago? ¿Le digo algo o espero a que con los años se le pase? Muchas gracias Rocío», decía la consulta de nuestra atrevida.
A veces nos falta poner nombre a muchas situaciones que no son nuevas, pero tampoco tienen un recorrido histórico que las afiance. La cuestión en estos casos podríamos resumirla en «… y ahora, ¿qué nombre le pongo esta pareja que entra en mi vida?». Una cuestión difícil con la que intentaremos acertar.
«Aunque tenga cuatro años, explícale claramente cuál es su situación. Es decir: yo soy madre soltera, quise tener un hijo que eres tú… Nuestro núcleo familiar es este…», aconseja Rocío Ramos-Paul entendiendo que no te sientes cómoda con la palabra «papá» al referirse a tu pareja. Este sería el primer paso.
El segundo, y de cara a resolver la situación que nuestra atrevida plantea en su consulta, Rocío recomienda que busquemos un nombre. Un mote cariñoso que defina la importancia de tu pareja en la relación y el núcleo familiar. Una especie de apodo con el que poder referirse a él de manera afectuosa.
Muchas veces, cuando no aclaramos estas situaciones, cuando no le contamos a nuestros hijos su historia familiar, se genera mucha incertidumbre… Un estrés emocional que siempre repercute en su desarrollo emocional. No debemos olvidar que la etapa hasta los seis años afianzará su personalidad, por lo que es especialmente relevante que en estos años, no tengan este tipo de estrés.